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#219 Piedrita

Este pesebre me lo regaló en abril de 2017 mi compañero de trabajo Alberto Ortiz, que lo trajo de Cuzco, Perú. Está tallado en una piedra de Huamanga muy pequeñita, lo cual habla de la destreza del artesano y... de cómo algo tan diminuto puede encerrar un mensaje tan grande.
A mi me hace acordar a ese gesto de arrojar piedritas que equivale a declaración de amor. Quizás esté en desuso, pero siglos atrás cuando un hombre quería hacer saber a una dama de su pretensión amorosa le tiraba una piedrecita a los pies o a la falda. Era una forma sutil de llamar su atención. O le arrojaba piedritas a la ventana o a la puerta de su casa, para que saliera o le dejara entrar...
Y Dios nos arroja también piedritas para ver si nos damos vuelta, le vemos a los ojos y nos avivamos de cuán enamorado está.
Nos arroja piedritas a la ventana en nuestras noches para ver si nos despertamos, nos levantamos y nos asomamos a su misterio de Amor.
Nos tira piedritas a la puerta de nuestras vidas, a ver si le abrimos de una buena vez y le dejamos entrar... "Estoy a la puerta y llamo" (Apocalipsis 3,20). "¡Abreme, hermana mía, mi amada, paloma mía, mi preciosa!" (Cantar 5,2).
Dios, enamorado, nos manda uno tras otro sus mensajes de amor. Pero no siempre le sabemos interpretar... a veces estamos muy dormidos, o demasiado distraídos o simplemente aun no aprendimos a descodificar su bello lenguaje: nos dice "te amo" en cosas tan pequeñas, cotidianas y sencillas como una piedrita.




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#254 Un ajuar para el Niño

Este Niño precioso me lo regaló mi amiga Annie Calzia en julio de 2018. Lo trajo de Santiago de Chile y por eso acudí a Teresa de los Andes (1900-1920), carmelita chilena canonizada en 1993, para escribir estas líneas. En una de sus cartas a su prima Herminia Valdés Ossa, Teresa le da algunos consejos para vivir el tiempo de Adviento, que está a punto de empezar. "Prepárate para Navidad. Piensa todos los días en Jesús que, siendo Dios eterno, nace como un tierno Niño; siendo Todopode­roso, nace pobre, sin tener con qué resguardarse del frío. Necesita de su Madre para vivir, siendo Él la Vida", le escribe a su prima, a quien llamaba cariñosamente "Gordita". Y a continuación le hace una "lista" para que le prepare un "ajuar" al Niño Jesús: "Camisitas para abrigarlo: cinco actos de amor diarios y deseos de recibirlo en la Comunión. 'Jesús mío, ven a mi pobre corazón, que sólo desea latir por Ti'. Mantillas para envolverle sus pi

#275 El pozo de Belén

Este pesebre me lo regaló en mayo de 2019 mi amiga Daniela Temelini. El nacimiento fue hecho por la hermana de Daniela, carmelita descalza del Monasterio Santa Teresa de Jesús, de Buenos Aires. Cuando lo vi, lo que más me llamó la atención fue un aljibe al costado del pesebre. ¿Qué hace un pozo de agua allí? Lo curioso es que en Belén no hay uno sino tres pozos de agua históricos, cisternas cavadas en la roca, a poca distancia de la iglesia de la Natividad. Son los pozos del rey David, asociados al episodio de los tres valientes soldados que irrumpen en el campamento de los filisteos para buscar agua, narrado en el segundo libro de Samuel y el primero de Crónicas: "Estos tres, los más valientes de los treinta, bajaron juntos donde David, a la caverna de Adulam, en el tiempo de la siega, mientras que una tropa de filisteos acampaba en el valle de Refaím. David estaba en el refugio y había en Belén una guarnición filistea. Se le antojó decir a David: '¡Cómo me gustaría be

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