Ir al contenido principal

#192 Pino


Este pesebre me lo regaló en diciembre de 2015 mi amiga Daniela Vulcano.
Es una única pieza, de resina, y dentro tiene luces de colores que funcionan a pila. Es un pino nevado, con una estrella dorada en la punta. Pero lo mejor es que el árbol no se roba el protagonismo, sino que en primer plano está el pesebre.
La tradición de colocar un pino dentro de la casa y decorarlo con luces para la Navidad tiene ya unos siglos y es originaria de Alemania.
Lamentablemente en muchos lugares el árbol queda como único signo de la Navidad y la representación del nacimiento de Jesús, lo verdaderamente central, queda marginada o ausente.
No se trata de eliminar al árbol sino de poner las cosas en su justo lugar: que el pesebre recupere su sitio destacado y que el árbol de Navidad adquiera un sentido más profundo y no meramente decorativo.
Buscando por allí, encontré un escrito, de autor desconocido, una verdadera oración que comparto más abajo y que, me parece, es válida no solo para los días de Adviento en los que se arma el árbol sino para cualquier momento del año, porque de lo que se trata, finalmente, como el pino decorado en los días de Navidad, es ser signo, testimonio, del amor de Dios encarnado. ¡Nosotros también podemos ser pino!

"Esta Navidad quiero ser tu pino, Señor. Un pino sencillo, de los que nacen en las sierras, pero con unas ramas verdes y frescas, alimentado por la savia de tu Vida divina.
Como un reflejo tuyo, mi forma será triangular, signo de la Santísima Trinidad, y si una rama sobresale demasiado, hazme sensible para cortarla antes de que me deforme demasiado.
Empezaré a limpiar mi tronco y mis ramas de todo musgo que tenga.
Y así, poco a poco, quitaré todo lo que me estorba: mi egoismo, mis envidias, mis incomprensiones, mi orgullo, mi soberbia, que como 'plagas' crecen sin que yo me de cuenta.
Como un recuerdo de todas las estrellas que brillaron esa noche bendita en que Tú naciste, me llenaré de foquitos de colores para reflejar a los demás la alegría de tu venida al mundo.
Escogeré unas esferas doradas, las más brillantes, para que representen todas mis alabanzas por el sol que sale cada día, por las estrellas, por los atardeceres tan hermosos y por todas las maravillas del mundo que Tú creaste para nosotros, por ser nuestro Ser Supremo.
Continuaré con muchas esferas rojas, que representan mis peticiones. Te pido que hagas de mi un instrumento de tu Amor. Te pido por mi familia, mis amigos, mi comunidad, mi parroquia. Por mi patria, para que sea un país donde Tú siempre reines. Que jamás el desaliento entre en mi corazón. Te pido tu Santo Espíritu y, con Él, la verdadera sabiduría que viene de ti.
Dame, Señor, lo que Tú sabes que me conviene y yo no sé pedir. Dame mucha paciencia y humildad. Dame prudencia para nunca herir a nadie y dame caridad para tener un corazón grande que sepa amar.
Pondré también unas esferas azules, para pedirte con ellas perdón porque yo no siempre he sido fiel, porque no he sabido dar ni perdonar, porque viendo la luz he preferido la oscuridad, porque conociendo el bien he optado por el mal.
Por último, me llenaré de esferas plateadas, muy grandes, que serán para darte gracias por todo lo que he recibido de ti. Gracias porque me has otorgado salud, bienestar, alegría y satisfacciones.
Gracias también por la enfermedad, las penas y los sufrimientos, aunque me cuesta trabajo decírtelo y aceptar tu voluntad. Tú sabes lo que hiciste.
Gracias, Señor, por todo aquello que me acercó íntimamente a ti. Es tanto lo que tengo que agradecerte...
Y en la punta, con una luz muy intensa, pondré una estrella enorme, que me ilumine siempre, ésa será mi fe. Una fe madura e inquebrantable, siempre en aumento, que se alimentará de tu Sagrada Eucaristía y de tu Palabra.
Por eso, esa luz brillará para todo aquel que se acerque a mi, porque Tú brillas en mi.
Yo quiero ser tu pino, Señor.
Lléname de alegría para participar a todos mis hermanos el gozo de poseerte, Señor".

Comentarios

Entradas populares de este blog

#254 Un ajuar para el Niño

Este Niño precioso me lo regaló mi amiga Annie Calzia en julio de 2018. Lo trajo de Santiago de Chile y por eso acudí a Teresa de los Andes (1900-1920), carmelita chilena canonizada en 1993, para escribir estas líneas. En una de sus cartas a su prima Herminia Valdés Ossa, Teresa le da algunos consejos para vivir el tiempo de Adviento, que está a punto de empezar. "Prepárate para Navidad. Piensa todos los días en Jesús que, siendo Dios eterno, nace como un tierno Niño; siendo Todopode­roso, nace pobre, sin tener con qué resguardarse del frío. Necesita de su Madre para vivir, siendo Él la Vida", le escribe a su prima, a quien llamaba cariñosamente "Gordita". Y a continuación le hace una "lista" para que le prepare un "ajuar" al Niño Jesús: "Camisitas para abrigarlo: cinco actos de amor diarios y deseos de recibirlo en la Comunión. 'Jesús mío, ven a mi pobre corazón, que sólo desea latir por Ti'. Mantillas para envolverle sus pi

#275 El pozo de Belén

Este pesebre me lo regaló en mayo de 2019 mi amiga Daniela Temelini. El nacimiento fue hecho por la hermana de Daniela, carmelita descalza del Monasterio Santa Teresa de Jesús, de Buenos Aires. Cuando lo vi, lo que más me llamó la atención fue un aljibe al costado del pesebre. ¿Qué hace un pozo de agua allí? Lo curioso es que en Belén no hay uno sino tres pozos de agua históricos, cisternas cavadas en la roca, a poca distancia de la iglesia de la Natividad. Son los pozos del rey David, asociados al episodio de los tres valientes soldados que irrumpen en el campamento de los filisteos para buscar agua, narrado en el segundo libro de Samuel y el primero de Crónicas: "Estos tres, los más valientes de los treinta, bajaron juntos donde David, a la caverna de Adulam, en el tiempo de la siega, mientras que una tropa de filisteos acampaba en el valle de Refaím. David estaba en el refugio y había en Belén una guarnición filistea. Se le antojó decir a David: '¡Cómo me gustaría be

Niños invitados #39: Los "Manuelitos" de Mama Antula

En agosto de 2016 tuve la oportunidad de visitar la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, de Buenos Aires, faltando pocos días para la beatificación de la fundadora de este sitio histórico, María Antonia de Paz y Figueroa . Conocida popularmente como Mama Antula, María Antonia nació en la provincia argentina de Santiago del Estero en 1730, cuando aquel territorio dependía del Virreinato del Perú. A los 15 años hizo votos de pobreza y castidad, adoptó el nombre de María Antonia de San José y, junto a otras compañeras, bajo una forma de vida consagrada conocida entonces como "beaterio", se dedicó a asistir a los jesuitas en su labor pastoral y social, en particular en los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola. La figura de Mama Antula se hizo conocida gracias a su empeño por mantener vivo el carisma ignaciano luego de que en 1767 el rey español Carlos III decretara la expulsión de los jesuitas de sus territorios, lo que la movió a recorrer varias provincias del n