Ir al contenido principal

#183 Un belén de Belén




Este pesebre me lo regaló en noviembre de 2015 mi amiga y colega Aldana Vales. Es una campana con las figuras de la Sagrada Familia hecha con madera de olivo. La compró en Nueva York, en la catedral de San Patricio, pero su etiqueta revela su verdadero origen, uno muy significativo: Belén, Ribera Occidental, Palestina.
Esto lo convierte en mi primer belén de Belén.
En esta pequeña aldea, situada a unos pocos kilómetros de Jerusalén, nació Jesús. También es la tierra natal del rey David y el sitio donde Jacob enterró a Raquel.
Pero es en el libro de Rut donde se llama a Belén "casa de pan", una historia bellísima, breve -apenas cuatro capítulos cortos- pero que ofrece mucho de sí para quien en esta vida se resuelva a peregrinar espiritualmente adonde Dios nace.
Rut desconocía Belén. De hecho, no era judía, sino que habitaba en la tierra de Moab. Hasta allí habían llegado, huyendo de la sequía y el hambre en Belén, Elimélec, su esposa, Noemí, y sus dos hijos, Majlón y Quilión. Majlón se casó con Rut y Quilión con otra moabita, Orpá. Pero los tres hombres de la familia murieron y Noemí resolvió volverse a Belén, junto a sus nueras.
De camino a Belén, una tierra extraña para las jóvenes moabitas, Orpá se regresó a su pueblo, pero Rut se mantuvo firme en la decisión de acompañar a Noemí: "Iré adonde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios" (Rut 1,16).
Rut toma el riesgo. La situación de ambas mujeres es difícil: ser viudas y sin hijos equivale a ser pobres. Además ella es una extranjera.
Llegan a Belén. La sequía ha pasado y los campos florecen. Rut se pone a trabajar, juntando las espigas que se caen como sobras de las manos de los cosechadores.
Booz, el dueño del campo, la observa, se compadece. La ayuda, la protege, la trata con respeto y dignidad. Se enamora y finalmente se casa con ella. Tienen un hijo, Obed, y éste será padre de Jesé y abuelo del rey David, con una descendencia que recoge el Evangelio de Mateo y llega hasta Jesús (Mateo 1).
Es así como el camino incierto de Rut a Belén conduce hasta el propio Jesús, un periplo en la pura fe, en la confianza en un Dios que no era el de sus padres pero a Quien le abrió el corazón para dejarse abrazar enteramente por su Misericordia.
Cosas que la moabita Rut halló en Belén:
Alimento, hasta saciarse.
Agua, para su sed.
Un trabajo, para convertirse en servidora.
Y servidores, para aprender cómo servir.
Un esposo.
Un hogar.
Calor de familia.
Un pueblo.
El Dios verdadero.
Bendición.
Fecundidad.
Una descendencia que dio frutos de salvación.
Todo esto en la pequeña Belén... La cuna de Jesús... Donde Dios nace... ¡Sí que vale la pena ir!



Comentarios

Entradas populares de este blog

#254 Un ajuar para el Niño

Este Niño precioso me lo regaló mi amiga Annie Calzia en julio de 2018. Lo trajo de Santiago de Chile y por eso acudí a Teresa de los Andes (1900-1920), carmelita chilena canonizada en 1993, para escribir estas líneas. En una de sus cartas a su prima Herminia Valdés Ossa, Teresa le da algunos consejos para vivir el tiempo de Adviento, que está a punto de empezar. "Prepárate para Navidad. Piensa todos los días en Jesús que, siendo Dios eterno, nace como un tierno Niño; siendo Todopode­roso, nace pobre, sin tener con qué resguardarse del frío. Necesita de su Madre para vivir, siendo Él la Vida", le escribe a su prima, a quien llamaba cariñosamente "Gordita". Y a continuación le hace una "lista" para que le prepare un "ajuar" al Niño Jesús: "Camisitas para abrigarlo: cinco actos de amor diarios y deseos de recibirlo en la Comunión. 'Jesús mío, ven a mi pobre corazón, que sólo desea latir por Ti'. Mantillas para envolverle sus pi

#275 El pozo de Belén

Este pesebre me lo regaló en mayo de 2019 mi amiga Daniela Temelini. El nacimiento fue hecho por la hermana de Daniela, carmelita descalza del Monasterio Santa Teresa de Jesús, de Buenos Aires. Cuando lo vi, lo que más me llamó la atención fue un aljibe al costado del pesebre. ¿Qué hace un pozo de agua allí? Lo curioso es que en Belén no hay uno sino tres pozos de agua históricos, cisternas cavadas en la roca, a poca distancia de la iglesia de la Natividad. Son los pozos del rey David, asociados al episodio de los tres valientes soldados que irrumpen en el campamento de los filisteos para buscar agua, narrado en el segundo libro de Samuel y el primero de Crónicas: "Estos tres, los más valientes de los treinta, bajaron juntos donde David, a la caverna de Adulam, en el tiempo de la siega, mientras que una tropa de filisteos acampaba en el valle de Refaím. David estaba en el refugio y había en Belén una guarnición filistea. Se le antojó decir a David: '¡Cómo me gustaría be

Niños invitados #39: Los "Manuelitos" de Mama Antula

En agosto de 2016 tuve la oportunidad de visitar la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, de Buenos Aires, faltando pocos días para la beatificación de la fundadora de este sitio histórico, María Antonia de Paz y Figueroa . Conocida popularmente como Mama Antula, María Antonia nació en la provincia argentina de Santiago del Estero en 1730, cuando aquel territorio dependía del Virreinato del Perú. A los 15 años hizo votos de pobreza y castidad, adoptó el nombre de María Antonia de San José y, junto a otras compañeras, bajo una forma de vida consagrada conocida entonces como "beaterio", se dedicó a asistir a los jesuitas en su labor pastoral y social, en particular en los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola. La figura de Mama Antula se hizo conocida gracias a su empeño por mantener vivo el carisma ignaciano luego de que en 1767 el rey español Carlos III decretara la expulsión de los jesuitas de sus territorios, lo que la movió a recorrer varias provincias del n